CARCEL
Separador
Nacionales

Endeudarse para comer: La nueva rutina de las familias argentinas

Endeudarse para comer: La nueva rutina de las familias argentinas

Las tarjetas de crédito dejaron de ser un recurso excepcional para convertirse en un salvavidas cotidiano. Frente a la implacable escalada de precios y el estancamiento de los salarios, endeudarse para cubrir la canasta básica de alimentos se transformó, en marzo, en la opción de casi nueve de cada diez familias, según el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas del Centro de Almaceneros de Córdoba.

De la excepción a la normalidad

En marzo, el 43,5% de los hogares encuestados recurrió a la tarjeta de crédito para realizar sus compras alimenticias; otro 37,8% pidió fiado al menos una vez, y un 6,2% debió acudir a familiares o conocidos en busca de préstamos. Es decir, más de la mitad no pudo cubrir su alimentación con sus ingresos mensuales, y casi la totalidad debió financiarla con algún tipo de deuda. Esta realidad desnuda la fragilidad de un tejido social que, en lugar de progresar, retrocede a prácticas de subsistencia que creíamos superadas.

La quita del cepo: ¿Alivio o bomba de tiempo?

El Gobierno de Javier Milei oficializó el pasado lunes, 14 de abril de 2025, la salida del cepo cambiario y estableció bandas para el dólar de $1.000 a $1.400. La divisa abrió la semana en $1.230 y cerró el viernes en $1.126 para la compra y $1.135 para la venta, generando nuevos listados de precios que ya reflejan subas adicionales. Desde Casa Rosada se intenta instalar la narrativa de que la devaluación moderada no impactará de inmediato en la inflación; sin embargo, la experiencia demuestra que cualquier relajación cambiaria se traduce, tarde o temprano, en traslado de costos.

El IPC de INDEC marcó un 3,7% en marzo, y los pronósticos para abril se moderan en torno al 3% según Fausto Spotorno. El economista reconoce que, «por ahora», no hay un salto inflacionario tras el fin del cepo, pero prevé que en mayo las cifras voltarán a acelerar. Su argumento se sustenta en recuperaciones puntuales —como la caída del cajón de tomate de $50.000 a $ 25.000 entre marzo y abril— que, paradójicamente, suelen ser la excepción pero se exhiben como regla.

Alimentos y bebidas: La “V” de la angustia social

La consultora Labour, Capital and Growth (LCG) reportó que el segmento de alimentos y bebidas creció un 4% en la segunda semana de abril, el nivel más alto desde septiembre de 2024. Desde entonces, y hasta enero de 2025, se vio un respiro momentáneo, pero el piso de esa “V” ya quedó atrás. En las últimas cuatro semanas, el alza acumulada trepó al 4,6%, con un promedio semanal del 3,9%. Por rubros, la carne subió 7,5%, lácteos y huevos un 5,3%, condimentos un 4,7% y bebidas un 4%.

Si abril no cierra por debajo de marzo —una expectativa poco probable—, el Gobierno habrá demostrado, una vez más, que su estrategia de comunicación supera a su capacidad de contener precios. En un contexto donde el riesgo país roza los 1.000 puntos y Estados Unidos ajusta su política comercial, la ecuación social se agrava: la única “banda” que hoy importa es la que une a las familias con el plástico plástico del endeudamiento.

La anunciada libertad cambiaria, celebrada con bombos y platillos, corre el velo sobre una realidad persistente: alimentar un hogar ya no es un derecho básico sino una carga financiera. El uso masivo de tarjetas de crédito y el recurso a mecanismos informales de crédito revelan la incapacidad del modelo económico para garantizar lo esencial. Frente a esta urgencia, las medidas oficiales destacan por su oportunismo comunicacional más que por su eficacia estructural. Mientras tanto, millones afrontan cada cena con la incertidumbre de un resumen de tarjeta que llegará a fin de mes.

Las más vistas

Subir