Orgullosamente Teodelina es ciudad y este simple hecho nos llama a pensar qué futuro deseamos para la comunidad. Pensar y reflexionar, pero sobre todo tener memoria, ya que como siempre buscamos la luz al final del túnel, es fundamental reconocer que, a veces, esa misma luz atrae a muchos bichos, atentos.
En los últimos días se presentaron las listas que competirán por primera vez en los 150 años de Teodelina, para los cargos de Intendente y Concejales. En este contexto electoral, resulta imperativo analizar las propuestas y evaluar si responden verdaderamente a las necesidades y aspiraciones de nuestra gente.
Algunas de las consignas que se escuchan ofrecen «Construir lo nuevo», «Sin miedo» y también sin vergüenzas, como ocurre en otros lares, se presentan como candidatos suponiendo que la sociedad ya no recuerda quién es quién y en particular, personajes que le han hecho mucho daño al progreso local, jugando con las ilusiones de los que menos tienen.
Estos candidatos parecen confiar en que el olvido del pasado o en la renovación de los electores les permite ocultar su falta de experiencia y compromiso. La verdadera política, aquella que se consolida en el día a día, requiere estar presente, conocer cada barrio y actuar con integridad.
Para construir, hay que estar en las buenas y en las malas, siempre, no como ciertos aspirantes que aparecen únicamente en época de elecciones; recorriendo las calles todos los días, dando respuestas y soluciones, de eso se trata el oficio de hacer política, es un acto de altruismo; sabiendo como se llama cada barrio, sin preguntarlo por lo bajo, y sin faltarle el respeto al vecino, que aunque hayan pasado 10 o 20 años, hoy la base de toda construcción en la sociedad desde los cimientos es la ficha limpia, no solo en lo legal, sino también y sobre todo en lo moral.
Iluminar el camino hacia el futuro, no se puede hacer desde las sombras o con la inerte luz de una vela, menos con ideas en blanco y negro, por el contrario, en estos tiempos nuevos, el desarrollo fija posición en la tecnología, como las luminarias LED que van brindando más sensación de seguridad, y muchos en Teodelina pueden dar fe de esto.
El futuro es oportunidad, no oportunismo. Muchos que eligen quedarse, tanto como otros que se van para volver como profesionales, le ponen alma y corazón, al sentimiento de arraigo, pertenecer tiene sus privilegios, como cuando disfrutamos un atardecer en la costanera de El Chañar. Ahí hubo trabajo y esfuerzo de quienes están, y no en aquellos que se limitan a volver cuando más conviene.
Claros y oscuros, luces y sombras, blanco sobre negro. Futuro o pasado.
Vemos en las últimas horas, como los reconvertidos en libertarios (con antecedentes en el PRO y en el PJ) publican en sus redes sociales que se están «capacitando», ojalá lo hagan también en criptomonedas para evitar futuras estafas a lo Ponzi.
Teodelina merece lo mejor y crecer sostenidamente, lo ha venido haciendo en el presente cercano, con obras como una ciudad necesita para su desarrollo, vale citar algunas como el servicio de cloacas, el regreso del pavimento en 12 cuadras, las nuevas defensas para evitar inundaciones, que han traído seguridad y bienestar a nuestros vecinos del Barrio El Progreso, engañados en el pasado, saben que ahora hay esperanzas. Estas obras reflejan el esfuerzo de quienes, comprometidos con el desarrollo sostenible, trabajan día a día por el bien común y no solo reaparecen en campaña.
En 1985 se estrenó «El regreso de los muertos vivos», una película aterradora, divertida e indignante en donde un gas militar secreto reanima a un ejército de cadáveres con un hambre voraz por cerebros humanos.
Deseamos desde la analogía e ironía del título de este editorial que no se convierta en realidad y advertirnos sobre el peligro de resucitar prácticas políticas anticuadas y dañinas.
El camino hacia un futuro prometedor radica en la elección consciente y responsable de los ciudadanos. Las próximas elecciones, convocadas para el 13 de abril y el 29 de junio de 2025, serán el escenario en el que se definirá si Teodelina continuará avanzando con integridad o si, lamentablemente, opta por revivir prácticas del pasado. Fin.
